ᴇǫᴜɪʟɪʙʀɪᴏ

 EQUILIBRIO


Prudencia, justicia, fortaleza y templanza.


No perdamos nuestra energía en el vano esfuerzo de transformar la realidad.

Todo sucede según las leyes que actúan en el cosmos.

Cuando no tenemos nada que obtener sino el desinteresado gozo de presenciar, sin ningún requerimiento de comprobación, contemplando lo que sucede, sin posesión, es que hemos parado la mente, siendo conscientes y viviendo en el aquí y ahora.


Nuestras decisiones deben guiarse por nuestras convicciones, nunca por nuestras emociones, priorizando el bien común sobre el particular, aceptando lo que sucede y fluyendo con la vida, sin juzgar ni culpabilizar a nada ni a nadie de lo que acontece, teniendo en cuenta que las emociones solo nos afectan a nosotros.


Seamos neutrales, no nos decantemos a favor de unos u otros, pues eso nos convierte en seres iguales a aquellos que criticamos, haciendo que sus actos gobiernen los nuestros, pues influyen en nosotros eligiendo por nosotros.


Aprendamos a actuar como lo hace la naturaleza, ella siempre busca el equilibrio, así que seamos inteligentes manteniéndonos en equilibrio.


No debemos hacer nada porque lo creamos o nos parezca justo o injusto, loable o noble, hagámoslo tan solo porque lo tengamos que hacer y porque no se puede hacer de otra manera, ya que todo acto influye en lo demás, por eso tengamos en cuenta que un acto cualquiera equilibra o desequilibra lo que sucede, seamos capaces de elegir, así que actuemos responsablemente, con visión e inteligencia, no somos nadie para juzgar los destinos de la vida, castigando o compensando a unos u a otros 


La madurez es hacer lo que haya que hacerse, encauzando todos nuestros actos, con fuerza y en profundidad, porque cuando no hay dirección, los actos se realizan con superficialidad, a la ventura y nos pierden.


Y así, como los que estudian a los animales no se entrometen ni se inmiscuyen en sus vidas y acciones, permitiendo que todo fluya, y solo observan, aunque consideren crueles según qué situaciones, así nosotros tenemos que hacer lo que hay que hacer, pues ese es nuestro pacto.


Y cómo la existencia es dual, inquilino-propietario, empresario-trabajador, día-noche, nunca, nunca lloverá a gusto de todos.


Y porque la manera más fácil de enfrentar las dificultades es recordar que son temporales y solo deben ser permanentes, la fe, la esperanza y el valor de transformar el tropiezo en un impulso para ir cada vez más lejos.

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